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lunes, 14 de diciembre de 2009

EL MOZO Y SUS EXPLICACIONES


La eficacia es siempre relativa:

La semana pasada, llevé a cenar a unos amigos a un restaurante y noté que el camarero que nos atendió llevaba una cuchara en el bolsillo de su camisa.

Me pareció un poco extraño pero lo tomé como algo casual. Sin embargo, cuando el encargado de mesa nos trajo el agua y los cubiertos, pude notar que él también tenía una cuchara en el bolsillo de su camisa.
Miré entonces alrededor del salón y vi que todos los camareros/as, encargados/as, etc. llevaban una cuchara en sus bolsillos.
Cuando el camarero regresó a tomar el pedido, le pregunté:

¿Porqué la cuchara?

Bueno, explicó. Los dueños de la empresa contrataron hace poco a la consultora Arthur Andersen, expertos en eficiencia, con el objeto de revisar todos nuestros procesos.
Después de muchos meses de análisis estadísticos, ellos concluyeron que a los clientes se les caía la cuchara un 73% más frecuentemente que los otros utensilios. Eso representa una frecuencia de caídas de 3 cucharas por hora por mesa.

Si nuestro personal se prepara para cubrir esta contingencia, podríamos reducir el número de viajes a la cocina y ahorrar aproximadamente 1.5 horas-hombre por turno.
En el momento en que terminamos de hablar, un sonido metálico se escuchó en la mesa de atrás. Rápidamente, el camarero reemplazó la cuchara caída por la que llevaba en su bolsillo, y dijo: 'Tomaré otra cuchara cuando vaya a la cocina en lugar de hacer un viaje extra para buscarla ahora'.
Yo estaba impresionado.

'Gracias' - le dije

- 'tenía que preguntar'.

'Ningún problema' - contestó - y continuó tomando nuestro pedido.
Mientras mis compañeros de mesa pedían, continué observando a mi alrededor. Fue entonces cuando observé, por el rabillo de mi ojo, una fina cuerda colgando de la bragueta del camarero. Rápidamente, recorrí con la mirada el salón para asegurarme que todos los camareros llevaban la misma cuerda negra colgando de sus braguetas. Mi curiosidad fue mayor entonces, y antes de que se retirara el camarero, le pregunté:

'Perdóneme, pero, ¿porqué...eh... o para qué la cuerda?

'Oh, si - contestó' y comenzó a hablar en un tono bajo - no mucha gente es tan observadora - me dijo y continuó - Esa consultora de eficiencia de la que le hablé, encontró que nosotros también podíamos ahorrar tiempo en el baño.

¿Cómo es eso? - le pregunté.

Vea - me dijo.- Atando este hilo fino a la punta de nuestro eh... de eso mismo, podemos sacarla sobre el mingitorio sin tocarnos, y de esa forma eliminar la necesidad de lavarnos las manos, acortando el tiempo metido en el baño en un 93%.

Qué bien! - dije - Eso tiene sentido.

Pero luego, pensando en el proceso, volví a preguntarle:

Eh, espere un minuto. Si la cuerda lo ayuda a sacarla, ¿como la vuelve a guardar?

Bueno - susurró - yo no sé como harán los otros, pero yo uso la cuchara.

TRATADO SOBRE PIJAMAS


Va de skyjamas)
TRATADO SOBRE EL PIJAMA
Y al decir "noches", me asalta una duda que me mastica el alma y me entumece el espíritu... Ni los padres próceres de la Humanidad ni los sabios de Grecia han atinado a resolver: ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama? ¡Eso no lo saben ni las madres!


No sabemos nada de los pijamas. ¿Qué sabemos? Que son para regalar... y que no sirven para dormir. Los botones no te dejan, que se clavan. Se han dado casos de gente que se ha quedado dormida y se los han tenido que extirpar.

Yo creo que si tuviéramos que comprar nuestros propios pijamas, los elegiríamos sin botones. Pero como son un regalo, decimos: "Es pa' otro. ¡Bah! Que se fastidie!". Por esa regla de tres podrían hacer, para regalo... ¡tampax de mimbre! Son pa' otro...
Por eso los jóvenes tenemos nuestros propios pijamas: el calzoncillo y la camiseta vieja. Sí, es uno de los logros de nuestra generación, meternos en la cama con cualquier cosa.

El problema es: ¿Vale cualquier camiseta para camiseta de pijama? ¿Cómo se elige una camiseta de pijama? ¿Ha de tener alguna virtud? ¡Sí! Tiene que ser fea. Como de propaganda de comercia local: "Andamiajes Corrochano", ¡perfecta! Esa la tocas y ya te entra sueño...

Pero hay otra vía para que una camiseta llegue a camiseta de pijama... Una noche, se queda tu novia a dormir en tu casa, coge tu camiseta favorita, la de Britney Spears, y con total impunidad te dice:

"Te cojo esto pa' dormir". Y duerme con ella. Y esa camiseta ya no vuelve a ser la misma.

Claro, por eso hay que conocer muy bien el "ciclo de vida de la camiseta": ¿Cuántas veces hay que ponerse una camiseta para que pase a camiseta de pijama? ¿Y cuántas noches ha de pasar como camiseta de pijama para que pase a limpiar cristales? Y lo que es más triste: ¿Cuántos cristales ha de limpiar una camiseta de pijama para que pase a trapito de los zapatos? Que eso ya es lo último, es poner la camiseta a la altura del betún.
Para evitar todo esto, yo creo que deberíamos dormir todos, y podemos, con el Cadillac de los pijamas: el esquijama. El esquijama es como un chándal... pero no tan elegante. Es como un chándal hecho con tela de gamuza para limpiar las gafas. Los hay tan transparentes, que ves a través. Tú miras a un señor con esquijama y le dices: "En todo momento sé dónde lo tienes todo". Los hay tan finos que no es que veas a través de la tela, es que ves a través del señor... En los hospitales se podrían ahorrar las radiografías:

-"Creo que tengo una piedra en el riñón, ¿me hace usted una radiografía?".

-"No hace falta, póngase un esquijama"
Luego, claro, el esquijama, tiene una debilidad: la goma de la cintura. Esa goma fláccida, que esta flácida ya desde el primer día... Los esquijamas los deberían vender con tirantes. Sí porque, es tan flácida, que se te caen los pantalones aunque estés tumbado en la cama. Sin embargo, las gomas de las muñecas son como grilletes... vas con las manos azuladas... Que dice:

"Cariño, te veo más moreno". Y dices:

"No, son las gomas del esquijama".
Y aquí hay que hacer una puntualización. Vamos a ver... no es que el esquijama sea malo... Es la sociedad, que lo corrompe. El problema es que lo corrompe siempre por la misma zona: por la entrepierna. Se hace el agujerito... Ese agujerito.... ese agujerito es como el ego de los actores: cuanto más lo tocas, más grande se hace. Es un peligro porque te quedas dormido toqueteando el agujerito, y cuando te despiertas te queda nada más que las gomas de las muñecas.
Yo, en mi afán de investigación, he llegado a dormir con camisón. Me decía mi madre:

"Luisiño, ¿qué haces con el camisón".

"Madre, afán de investigación". Y el camisón es lo más incómodo que hay para dormir. Te metes en la cama y se te sube hasta los sobacos... se te queda de bufanda.

Pero esto no es lo peor… Lo peor es cuando te quieres dar la vuelta... porque te estruja... Te hace un estrangulamiento aquí, a la altura de la cintura... Es lo denominado como "efecto Twister". Es un peligro porque si insistes, insistes e insistes... Hay gente que se ha llegado a dividir en dos... "Mitosis", se llama... Investigando, yo he hecho la prueba, y la única manera de darse la vuelta con un camisón, es esta: abrir mucho las piernas para que se tense la tela. Y entonces empezar a dar botecitos, y cuando has cogido altura suficiente te das la vuelta como una tortilla. Pero mucho cuidado con caer encima de un señor con pijama porque te clavas en sus botones y te mueres. Se han dado casos...

COMO DECIA UN AMIGO, "SE FUE EN AMAGUE"...(VIDEO)