LA VERSIÓN CLÁSICA
La hormiga trabaja muy duro durante todo el verano, construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. La cigarra en cambio, se la pasa todo el verano cantando bailando y divirtiéndose.
Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita, donde tiene todo lo que le hace falta, hasta la primavera siguiente. La cigarra tiritando sin comida y sin cobijo muere de hambre y frío.
NUESTRA TRISTE REALIDAD
La hormiga trabaja de sol a sol, todo el verano, bajo un calor aplastante, paga puntualmente sus impuestos, las colegiaturas de sus hijos, los agobiantes servicios básicos de su casa vivienda, tenencias de auto, despensa, e hipotecas. Economiza cuanto puede, incluidas sus escasas diversiones, y todavía, con gran sacrificio, logra ahorrar un poquito, con lo cual se aprovisiona de recursos para el invierno.
La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano perdiendo el tiempo, jugando y bailando, haciendo pintas y grafitis en las fachadas de las casas, filosofando con sus camaradas en los cafés y bares bohemios sobre los triunfos de la noble lucha de cuanta guerrilla insurgente hay por el mundo.
Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita, donde tiene todo lo que le hace falta, hasta la primavera, gastando con cautela sus bien ganados ahorros.
La cigarra tiritando de frío organiza una rueda de prensa en la que se cuestiona porqué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida cuando quiere, mientras que ella por haber tenido menos “suerte” que la hormiga, padece hambre, frío, y carece de empleo y ahorros.
La televisión organiza un programa en vivo con escenas en las que la cigarra aparece pasando hambre frío y todo tipo de calamidades, y a la vez muestran escenas de la hormiga bien calentita en su casa, y con la mesa llena de comida, en feliz cena con su familia.
Los ciudadanos se sorprenden de que en un país con tantos recursos como el suyodejen sufrir a la pobre cigarra, mientras hay otros que como las hormigas viven en la abundancia.
Las asociaciones contra la pobreza y las sociedades de beneficencia se manifiestan frente a las casas de las hormigas, y en las plazas públicas no falta el candidato que busca a cualquier precio la preferencia de los electores, y ve en las necesidades de las cigarras la bandera perfecta de su campaña: la inocente victima abusada por el clásico enemigo, y sin mucha dificultad, reúne una multitud de cigarras a las que promete quitarle a las hormigas algo de lo mucho que tienen, para entregarlo a ellas, si su voto lo lleva al poder. El consejo de huelga de la universidad se solidariza también con la causa de las cigarras, y amenaza con parar toda actividad académica para que su base estudiantil y docente pueda acudir a todo mitin y manifestación de apoyo a las cigarras.
La prensa amarillista organizan una serie de artículos en los que cuestionan como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra, e instan al gobierno a que aumente los impuestos de la hormiga, de forma que las cigarras puedan vivir mejor, los bloqueos marchas y plantones frente a palacio de gobierno encabezadas por intelectuales y todo tipo de personalidades del arte y la cultura, desquician la circulación de la ciudad.
Respondiendo a las presiones de la opinión pública, el gobierno elabora una ley sobre la igualdad económica, y una ley con carácter retroactivo contra la discriminación a las cigarras.
Como consecuencia, los impuestos de la hormiga han aumentado, y además le llega una multa laboral, porque no contrató a la cigarra como ayudante durante el verano, y sus abogados le dicen que no pueden utilizar como argumento que la cigarra es una inútil, debido a la ley contra la discriminación.
Las autoridades embargan las casas de las hormigas, ya que estas no tienen suficiente dinero para pagar la multa y los impuestos.
Finalmente algunas hormigas empiezan a salir del país y se instalan en otras partes del mundo, donde les dan facilidades para emprender sus negocios, y terminan dándole empleo y prosperidad a la ciudadanía de los países que las adoptaron.
Las antiguas casas de las hormigas se convierten en albergue social para cigarras, y se deterioran, al no hacer sus inquilinos nada para mantenerlas en buen estado.
La televisión hace un reportaje, donde sale la cigarra pidiendo fiado en la tienda de la esquina, ya que se comió todo lo que había mucho antes de que llegara la primavera.
Mientras las cigarras mueren de hambre y frío, los medios de comunicación comentan el fracaso del gobierno para corregir el problema de las desigualdades sociales..
Al gobierno se le reprocha no poner los medios necesarios, y de inmediato el ejecutivo turna al congreso una solicitud para crear una comisión de investigación que costará 100 millones de pesos, mismos que fueron obtenidos, “of course” vía impuestos que apechugaron las escasas hormigas que aun quedan, y que resisten patrióticamente, apostándole a su nación.
Al morir las cigarras, las viviendas de las hormigas que se fueron, son ocupadas por bandas de arañas inmigrantes, y todo tipo de garrapatas y parásitos.
El gobierno, finalmente se felicita por la diversidad cultural generada a raíz de la salida de las hormigas, y hace otra millonaria erogación para cubrir los salarios caídos durante la huelga universitaria.
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Bueno, más o menos así funcionan las cosas en mi país. Si hay alguna cigarra ofendida, no tiene porque, pues hay etapas de la vida en las que pasamos de gusano a cigarra o a veces de gusano a mariposa abeja u hormiga, lo malo, malísimo diría yo, es que algunos se quedan en la etapa de gusano o cigarra, y hacen de eso el eje sobre el que gira su vida y sus decisiones, y desde luego que no faltan aquellos que llegan a inmortalizarse como mártires de esta condición, y las futuras generaciones de cigarritas continúan venerándolos en posters y demás imágenes como su icono a seguir, con un fanatismo equivalente al de la beatitud religiosa que dicen detestar, sin saber que esa condición de orfandad que busca ídolos debido al infantil conflicto no superado con la imagen de autoridad, es algo que fue estudiado a profundidad hace mas de cien años por Sigmund Freud, el doctor y terapeuta de la mente, cuyo trabajo lo llevó a divorciarse de la idolatría exigida por una de las más celosas y absorbentes religiones. “El opio de los pueblos” no solo es la religión, sino también la pseudo filosofía predicada por los falsos Mesías que arrastran a las juventudes al enfrentamiento irracional, en busca de mártires que acrediten su causa.
En la actualidad, visito mi antigua casa de estudios universitarios, y veo con tristeza que aun se encuentran ahí aquellos que alguna vez admiré por su inteligencia en la expresión de sus ideas, y su entrega a las causas que defendían, llevadas a una hábil oratoria que siempre encontraba seguidores. Con la edad reflejada en su pelo y en sus rostros, permanecen como estudiantes fósiles, cuyo modus vivendi sigue siendo la habilidad natural que tenían, pero ahora, al servicio de oscuros intereses. Otros que fungen como maestros de cátedra, no pierden oportunidad para adoctrinar y encausar lo que debería ser una búsqueda personal, y no algo implantado o inducido, creo que el concepto de “Educación Laica” debería actualizar su significado, para librar a las juventudes de este nuevo “opio”, que con el tiempo ha sido perfeccionado.
Al platicar con ellos, son como cualquier persona en tu vida, pero si continuas, es fácil darse cuenta de la honda huella que el adoctrinamiento ha dejado en sus vidas. Se quejan y maldicen de la falta de libertad y el autoritarismo de toda forma de gobierno, repiten las frases celebres de sus iconos, con la misma euforia y coraje de quien se encuentra en medio de una batalla Luego, su mirada se enciende y su rostro se alegra cuando hablan de cierto país totalitario, con un estado policía que coarta las libertades de sus ciudadanos, al grado de impedirles salir de sus fronteras a voluntad, presentándolo a sus oyentes como la panacea idílica o el eslabón final de la búsqueda humana, ni mas ni menos que como lo hace un astuto y experimentado ministro religioso convenciendo a su feligresía de que la gloria esta allá en el Cielo, y no acá, en la Tierra. Nunca voy a entender en que forma ellos creen que podrían manifestarse y expresar libremente sus ideas, como lo hacen aquí, si vivieran en un país como esos que tanto admiran, y que dicho sea de paso, jamás han visitado, ni mucho menos vivido en ellos. Catequizan con una doctrina que la inmadura juventud no sabe que ya tuvo más de un siglo para demostrar su inoperatividad como gobierno, lo cual ocultan hábilmente a sus “feligreses”, a los que piden creer en lo que no pueden demostrar (Tal y como lo hacen los ministros de iglesia evangelizando), y contra todo pronostico, muchos creen sin haber visto (¡Aleluya! el Milagro de la Fe). Y ni que decir de su filiación política, como si fuera imán, son atraídos por el partido de la incongruencia, el de la sin razón, el que no tiene mas ideología que la fuerza bruta y el chantaje a la autoridad, vía el secuestro de la actividad ciudadana productiva, y a veces, hasta de la legislativa, cuando los particulares intereses ideológicos de su minoría no son capaces de producir una votación a su favor. Ese que si llegara a tomar la dirección total del país, haría desaparecer las libertades, y desde luego, la democracia también, pues para ellos, la democracia es otra de las lacras burguesas que nos identifican con el tan odiado imperialismo capitalista.
FIN
